En el principio era el sexo by Christopher Ryan & Cacilda Jethá

En el principio era el sexo by Christopher Ryan & Cacilda Jethá

autor:Christopher Ryan & Cacilda Jethá
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Referencia, Sexualidad
publicado: 2018-07-18T22:00:00+00:00


Capítulo 14

LA FALACIA DE LA LONGEVIDAD (¿BREVE?)

Los días de nuestra edad suman setenta años;

y si en los más robustos son ochenta,

con todo es su fortaleza trabajo y dolor;

pues pasan presto, y volamos.

SALMOS, 90:10

Extraño, pero cierto: la estatura media que podía alcanzar el hombre prehistórico era de unos noventa centímetros, con lo que cualquiera que midiera un metro veinte sería considerado un gigante.

¿Cambia eso la imagen que el lector se había hecho de la Prehistoria? ¿Se está imaginando a una raza de enanitos viviendo en minicuevas, persiguiendo a los conejos hasta sus madrigueras, encogiéndose de miedo ante la visión de un zorro o zarandeándose en el aire presa de las garras de algún halcón? ¿Le hace replantearse el desafío que supondría la caza del mamut para estos antepasados diminutos? ¿Se siente más afortunado, si cabe, de haber nacido en una época en que una alimentación y una higiene superiores han duplicado la «esperanza de altura» de las personas?

Pues más vale que contenga su entusiasmo. Aunque técnicamente es cierto que la «esperanza de altura» media del hombre prehistórico era de unos noventa centímetros, es del tipo de verdades que despistan más que otra cosa. Como las declaraciones categóricas sobre la universalidad del matrimonio, la pobreza o la guerra, es una afirmación que siembra confusión y genera un río de datos engañosos.

Tomemos la altura media de un adulto prehistórico plenamente desarrollado (guiándonos por los restos óseos): casi 1,83 metros. Tomemos a continuación el tamaño medio de los esqueletos prehistóricos de bebés (50 centímetros, pongamos por caso). Extrapolemos ahora a partir de la proporción obtenida de un abanico de esqueletos de adulto y de niño hallados en conocidos yacimientos arqueológicos funerarios y supongamos que, aproximadamente, por cada tres personas que alcanzaban la edad adulta, siete morían siendo aún bebés. Por tanto, debido al alto índice de mortalidad infantil, la altura media de un ser humano en la Prehistoria era [(3 x 183) + (7 x 50)] : 10 = 89,9 centímetros. Casi noventa.1

¿Absurdo? Sí. ¿Engañoso? Desde luego. ¿Estadísticamente exacto? Bueno, más o menos.

Esta «verdad» sobre la altura media no es ni más absurda ni más engañosa que otra sobre la esperanza de vida en la Prehistoria que se ha hecho creer a la mayoría de la gente.

Prueba A: En una entrevista para el telediario de la noche de la NBC,2 el biofísico de la Universidad de California en San Francisco Jeff Lotz disertaba sobre la incidencia creciente del dolor crónico de espalda en Estados Unidos. Millones de espectadores lo oyeron dar esta explicación: «Hace apenas dos o tres siglos que vivimos más allá de los 45 años, así que nuestra columna vertebral no ha evolucionado hasta el punto de poder mantener la postura vertical con toda nuestra carga gravitatoria a lo largo de toda la vida» (la cursiva es nuestra).

Prueba B: En un libro, por lo demás muy riguroso, sobre las mujeres en la Prehistoria (El sexo invisible), un arqueólogo, una antropóloga y el editor de una de las revistas científicas más importantes del mundo unieron esfuerzos para imaginar la vida de una mujer cualquiera en la Europa de hace 45.



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